En
el mundo contemporáneo, hay muchos que rechazan a la Iglesia
de Jesucristo pero aceptan amigablemente la figura de Jesús de Nazaret. Son
personas que se oponen a cualquier cosa que huela a institución; detestan
"lo establecido", y rechazan a la Iglesia,
no sin cierta justificación, porque la consideran intolerante, corrompida,
mundana.
Muchos
que rechazan a la Iglesia
no rechazan a Jesucristo mismo. La actitud
crítica de tales personas se debe en gran medida a que ven una gran
contradicción entre la vida, obra y enseñanzas del fundador del cristianismo
y la actuación histórica de las Iglesias que dicen ser fundadas por él.
Sin
embargo, la persona
y la enseñanza de Jesucristo no han perdido ni vigencia ni atractivo. Tales
personas leen en los Evangelios cómo Jesucristo mismo se opuso a la institución
religiosa judía de su tiempo.
Y simpatizan con Él.
Descubren
que muchas de sus enseñanzas encierran principios
revolucionarios, y, sobre todo, que Jesucristo incuestionablemente no sólo
enseñó sobre la paz y el amor,
sino que practicó lo que enseñó. Por eso sus ideales han permanecido
incorruptibles a través de los siglos.
Pero,
¿Cuál es la verdad sobre Jesucristo? Muchas personas dan por sentado que el cristianismo
es la verdad; pero con el correr del tiempo
deciden que es mejor echar por la borda la fe de la niñez en lugar de
esforzarse por profundizar en el
conocimiento y en la vivencia de ella.
Muchas
otras personas no crecen en ambientes cristianos, y en su lugar absorben
enseñanzas metafísicas de la llamada "nueva era", del espiritismo, de
las religiones
estáticas de la India
o del Lejano Oriente, del secularismo humanista, del consumismo capitalista o
de las últimas modas religiosas de misterio o de filosofías existenciales.
Pero
si tales personas pudieran profundizar en su estudio sobre Jesucristo hallarían
que éste sigue ejerciendo una fascinación impresionante. Por esta razón, en
esta serie de estudios que exponemos en las páginas siguientes y que hemos
titulado Cristianismo Básico, haremos un absoluto énfasis en la persona
histórica de Jesucristo.
Un
hecho innegable es que fue un ser humano en toda la extensión de la palabra.
Nació, creció, trabajó, sudó, descansó y durmió, comió y bebió, sufrió y murió
como todo ser humano. Tuvo cuerpo, sentimientos y emociones
verdaderamente humanas.
Pero,
la Biblia
también enseña que Él fue, en algún sentido, Dios mismo: ¿Podemos creer también
que Dios estaba en Jesucristo? ¿Hay evidencias que apoyen tan sorprendente
afirmación de que el carpintero de Nazaret era también el Hijo Unigénito de
Dios hecho carne?
Esta
es la pregunta fundamental. No podemos esquivarla. Y a tratar de responderla
nos dedicaremos en nuestras reflexiones. Para ello, trataremos de estudiar y
compendiar las ideas expuestas por el teólogo evangélico británico John R.
Stott, cuya amplísima obra, desconocida en gran parte de América
Latina, trataremos de adaptar apropiadamente, acomodándolo a nuestra
realidad hispanoamericana y a nuestros lectores de hoy.
Pueden descargar el Libro desde Aquí:
http://www.4shared.com/office/TnCkxnT_/Stott_CRISTIANISMO_BASICO1.html